septiembre 06, 2009

El blanco analfabetismo perfumado

por Ronnie Huete


Tegucigalpa. Un alto porcentaje de analfabetismo sigue siendo el tropiezo para que los hondureños alcancen ese desarrollo utópico que el sabio José Cecilio del Valle y el revolucionario Francisco Morazán añoraban para la Patria centroamericana.

Visitar el hermoso follaje de la geografía de Honduras es conocer la noble esencia del pueblo que la habita y quienes a pesar de carecer de una educación, están claros de las necesidades que exigen ser resueltas en el país.

Las marchas coordinadas por la cúpula oligarca saben que la deficiente forma de vida de los pobladores de tierra adentro y de las urbes hondureñas, es fuerte. El vivir ostentosamente les provoca desinterés por resolver tales falencias, puesto que el desarrollo que pregonan es individual. Estos párrafos ya trillados no calan en el cerebro de quienes participan en las manifestaciones uniformadas de blanco.
Un ejemplo claro de que la educación, la crítica, el arte, la cultura, y la política al servicio del prójimo como lo dijo el nazareno, son conceptos que desconocen.
Para ellos estar a la par de los que fingen un linaje en el país amparados en una estructura democrática que ellos mismos formaron, es hacer Patria. Qué error más funesto. Los súbditos que desfilan y se desgarran la ropa diciendo “No a la injerencia internacional” padecen de un analfabetismo político que fácilmente se lo han impuesto las 10 familias burguesas del país.

El futbol, lo eventos de belleza, el consumismo imparable en los grupos monopólicos de los ahora llamados golpistas o los circos que engalanan la mente emborrachada de estas víctimas hondureñas, son el mundo que su vista asimila y que su cerebro procesa. Ahí radica la importancia de una revolución educativa para que estos errores no vuelvan a suceder en una Honduras en donde repetir los errores se ha cristalizado como una costumbre.

Gritar por las calles por la incomodidad en que viven es un derecho de libertad de expresión, sin embargo un pequeñísimo porcentaje se da cuenta de lo que hacen, puesto que su alejamiento de la lectura política ante este Golpe de Estado los limita a pensar.

Seguir como borregos a la señora de las cirugías Armida López Contreras o la tristemente célebre María Villeda de Kafati es su único fin, alzando la voz con consignas vacías hacia un Presidente que ha disminuido las desigualdades sociales en la Patria de Bolívar.

Este analfabetismo que sufren los marchistas de blanco los marca en su vida, ya que su pobreza económica y su debilidad de pensamiento sólo les causa caminar y seguir a los artífices reaccionarios que afanosamente intentan ascender su economía.

La crisis de la educación en Honduras que la burguesía ha fundamentado les ha servido en su proceso de manipulación, ya que a través de ella han procurado mantener enajenada la mente de quienes los siguen vestidos de blanco. Pieza clave ante este hecho es Rafael Ferrari cuyo contexto entorpecedor de masas lo ha concentrado en la importación de telenovelas y noticiarios de fácil control con periodistas inertes ante la vida.

Ferrari es un perfecto vendedor y hacedor de políticas que destruyen la academia que forja la conciencia de los seres humanos, lo que se demuestra en las marchas de blanco en donde los perfumes de importación francesa ambientan el panorama.

Es un insulto comparar estas estériles marchas con el fuerte proceso social que se forma y escribe el verdadero pueblo amante del corazón de América quien mantiene su fuerza y espíritu en resistencia.

Los legados morazanistas y vallistas se han unificado en el noveno año del siglo XXI y parte de sus escritos se irradian en cada rostro de los patriotas que trabajan en el proceso de liberación de la Patria. La historia se está construyendo gracias a los sectores que por años han sido llamados vulnerables pero que ahora se conocen como vanguardistas.